Las personas con un trastorno por atracón:
- Comen
demasiado y sienten que pierden el control para dejar de comer. Esto se llama
comer por atracón.
- Ingieren grandes cantidades de comida incluso cuando no tienen hambre.
- Se pueden sentir mal o culpables después de haberse dado un atracón.
- A
menudo ganan peso, y pueden tener mucho sobrepeso.
Muchas personas con trastorno por atracón comen más
deprisa de lo normal. Pueden comer a solas para que los demás no se enteren de
cuánto comen. A diferencia de la gente con bulimia nerviosa, las personas con
trastorno por atracón no vomitan de forma voluntaria, no usan laxantes ni hacen
ejercicio físico para compensar sus atracones. Si una persona se da un atracón
por lo menos una vez a la semana durante tres meses seguidos, esto puede ser un
signo de que padece un trastorno por atracón.
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